Conoce un estanque que se llena subterráneamente tras épocas de lluvia y descubra los triops, unos pequeños seres primitivos.
¿Sabéis que el Lago de Banyoles no se desborda casi nunca? Las aguas que lo alimentan subterráneamente encuentran salida, cuando hay un acceso tras épocas de mucha lluvia, en la playa de Espolla, situada a más altura sobre el nivel del mar y que le hace de rebosadero natural.
Se trata de un paraje realmente sorprendente, que está casi siempre seco pero que cuando se llena es un espectáculo. Si tenéis la suerte de estar allí justo en este momento, veréis el agua como sale de las diferentes surgencias, llamadas hervidores, donde se forman burbujas y movimiento de agua. Una vez lleno, es un bucólico estanque de bonitos tonos azules con unos habitantes preshistòrics. Sí, lo habéis leído bien. Son los triops o tortuguitas, unos pequeños crustáceos que prácticamente no han cambiado nada en los últimos 180 millones de años. Su ciclo vital es de unos setenta días (más o menos el tiempo que la playa de Espolla suele estar llena de agua) y, para sobrevivir a la larga estación seca, los huevos se mantienen dentro del barro y se abren cuando vuelve el agua. A ver si tiene la suerte de ver alguno!
Debéis tener en cuenta que es un espacio protegido donde el baño no está permitido. Desde aquí se puede ir andando hasta el yacimiento paleolítico de Roca Forada, situándose a unos diez minutos, o seguir el curso de la acequia de Espolla, que lleva las aguas de este lago hasta el espectacular Salto de Martís, que, lógicamente, también es intermitente.