El eterno descubrimiento
Cadaqués
Cadaqués nunca deja de sorprender. Tanto si ya lo conocéis como si todavía no habéis tenido la oportunidad de descubrirlo, su visita siempre vale la pena. Situado en un enclave espectacular, entre la bahía y las montañas del Cap de Creus, el entorno es idílico y el pueblo, encantador. Un paseo por sus calles, entre sus características casas blancas o junto al mar, es más que recomendable.
La técnica con la que tradicionalmente se han empedrado sus callejuelas, sobre todo las que tienen más pendiente, es uno de los elementos más interesantes. Observad las pequeñas losas dispuestas verticalmente en el suelo, en forma de espiga, que facilitan la evacuación del agua en caso de lluvia y, al mismo tiempo, la adherencia para andar a pesar de la subida. Es la técnica llamada bordillo, y una de las calles en las que mejor se puede apreciar es la que os llevará hasta la iglesia, del siglo XVI. Preside el pueblo y desde ese punto se contempla una espléndida vista sobre el pueblo y la bahía. Después de perderderos por las callejuelas de Cadaqués hasta la playa Gran, que cuenta con todos los servicios, y varios edificios emblemáticos, sobre todo la modernista casa de Octavi Serinyana. Es popularmente conocida como la casa Blaua y la reconoceréis por los magníficos detalles de este color.