5 secretos para triunfar en una excursión con niños

Ante todo, hay que entender la idea de éxito como sinónimo de pasarlo bien. Éste es el primer y último paso. A partir de aquí todo irá bien, o quizás no... porque ir con niños a la montaña siempre es una aventura. De lo que podríamos tener plantificado, o de lo que hemos imaginado el día antes a la realidad de la excursión, a menudo hay todo un mundo.

Para nosotros, ir con nuestro hijo de excursión es un aprendizaje constante, tanto de la excursión en sí, porque siempre nos enseña a mirar las cosas con otros ojos, como otros aprendizajes que podemos aplicar en el día a día.

En la primera excursión ya vimos que era una utopía llegar hasta donde nosotros queríamos. Por tanto, no hacía falta darle más vueltas. Cuando Nil era bebé y pesaba poco lo solucionamos llevándolo en la mochila. Ese día sí que vimos la luz mientras íbamos haciendo ruta. Podíamos caminar a nuestro ritmo y realizar la ruta que teníamos programada. Y todo esto, lo podíamos hacer con nuestro hijo en la mochila, mientras él iba mirando las hojas de los árboles, el río y nosotros le íbamos contando todo lo que veíamos. Recordamos perfectamente aquella excursión: de Vila-rodona hasta Aiguamúrcia siguiendo el río Gaià . Incluso llegamos al Monasterio de Santes Creus, aunque ese día no entramos.

Evidentemente, esto duró muy poco. Es un niño activo, inquieto y lo de ir en mochila con una actitud pasiva no le va. Se hacía entender y quería bajar. A partir de entonces, quienes cambiamos, fuimos nosotros.

Llegar a la cima es secundario. Nos gusta ver cómo le brillan los ojos cuando le decimos que nos temos que poner de botas de montañas. Para él, esto es sinónimo de estar con nosotros, (y nosotros con él) de pasarlo bien, de ensuciarse, de saltar, de correr...

¿Y qué hacemos para que camine? Pues casi todo... Uno de los recursos que casi siempre nos funciona es cantar. ¿Y qué canciones cantamos? Pues todas las que os podáis imaginar y muchas más. A menudo, las que acaban triunfando más son aquellas que nos vamos inventamos durante el camino.

Otra cosa que hacemos es contar. Podemos contar nubes, árboles, pájaros, palos, piedras... de todo!

Si es un día soleado, mientras caminamos, vamos jugando a hacer sombras al suelo, nos inventamos personajes que van hablando entre ellos y vamos creando historias.

Durante nuestras excursiones a la montaña también contamos muchos cuentos y leyendas. Normalmente, intentamos que tengan alguna relación con el sitio que estamos visitando. Por ejemplo, cuando fuimos una semana al Ripollès le explicábamos las leyendas del Conde Arnau, (aquí encontraréis las leyendas) y así, sin tenerlo planificado, cuando visitamos el centro de interpretación del Conde Arnau en Sant Joan de les Abadesses, él mismo iba comentando los audiovisuales.

En la montaña es uno de los lugares que más cosas aprendemos de forma natural. Sólo hace falta observar. Cada estación del año es literalmente un cambio de escenario. Otoño, primavera, verano, invierno... siempre pasan cosas y son estas las que observamos. Este otoño aprendimos mucho cuando fuimos a buscar castañas en el Montseny. (Aquí encontraréis un post sobre tres excursiones fáciles para ir a buscar castañas).

También aprendimos muchas curiosidades sobre las hojas en otoño (que nosotros desconocíamos o que quizás algún profesor nos las explicó hace más de 30 años). Las descubriréis aquí: 3 secretos que podemos aprender de las hojas de otoño.

Y la verdad es que cuando vamos de excursión ocurre esto: aprendemos como esponjas, mirando las cosas con los ojos del Nil. Todo un maestro.

En la medida de lo posible, cuando vayamos los tres de excursión, intentamos que sean excursiones con algunas sorpresas y divertidas. ¿Qué significa con esto? Pues que por ejemplo la ruta nos lleve hasta una cueva y una vez allí, todos nos ponemos el frontal y entramos dentro... O que sea una excursión donde nos encontramos brujas, duendes y seres fantásticos. Esto siempre es una apuesta segura, porque lo disfrutamos todos muchísimo.

También nos gustan las rutas que nos llevan hasta grandes rocas, de esas que forman laberintos naturales y podemos jugar un buen rato al escondite. Otras que tienen unas grandes setas pintadas en los árboles y durante la ruta se deben ir encontrando todas las setas...

En Catalunya hay muchas rutas de este tipo y son magníficas para toda la familia. En el siguiente post encontraréis: Los 5 bosques embrujados más espectaculares para visitar en familia.

Y a veces, aunque tengamos planificada una ruta súper divertida, haga un sol espectacular, pero nada de frío y hayamos encontrado un aparcamiento fantástico... no, la cosa no sale. ¿Eso que quiere decir? Pues que podemos aplicar todos los recursos que tenemos, una y mil veces más, pero en ocasiones las cosas no salen. Y no hace falta darle más vueltas.