Disfrutaremos de una playa relajante, pasearemos por una villa embrujada e iremos de ruta hasta la desembocadura del Gaià y por un camino de ronda con vistas a un castillo majestuoso
También nos cautivarán sus rincones naturales, la "Vila closa", que es como se llama su casco antiguo; su fachada marítima y sobre todo la mística que le rodea, como su relación con las brujas y el esoterismo; un puñado de razones que nos permitirán pasar un día en familia de lo más fascinante.
Como cuenta la tradición, Altafulla t'embruixa (Altafulla te embruja) y son muchas las leyendas que se explican sobre las brujas de Altafulla. De hecho, algunas tradiciones vinculadas a las brujas aún se mantienen bien vivas. Levantad la cabeza y en algunos tejados de las casas más señoriales del pueblo descubriréis ollas que en época de brujas tenían su utilidad.
Disfrutaremos de su playa, y el color blanco de las casitas que tendremos en frente, en la calle de las tiendas del mar, otorgarán a la jornada un aire relajante absoluto.
Visitaremos la ermita de San Antonio; donde encontraremos un fantástico mirador del litoral altafullense y donde también podremos comer de picnic, y lo redondearemos dando un paseo por la Vila Closa, el casco antiguo de la población, donde podremos conocer su vínculo con la brujería. Apuntar el fin de semana de San Juan, ya que es la época en la que se celebra la Noche de las Brujas; una de las fiestas que no os podéis perder si váis con niños.
De Altafulla no podemos marcharnos tampoco sin pasear por su fachada marítima y sin acompañar al río Gaià hasta la desembocadura en un recorrido cortito, muy agradable y con llegada a los pies de un castillo. Dos rutas fantásticas para realizar con niños.